En la esquina del mercadito que estaba cerca de mi antiguo barrio había una señora que vendía pan de arroz envuelto en las clásicas hojas de plátano y pan de maíz calentitos, salía por las mañanas con sus panes recién horneados puestos ordenadamente en una canasta.
Mis padres solían decir que eran muy grasosos, pero eran tan sabrosos que se daban y nos daban el gusto de comerlo de vez en cuando. El pan de maíz era tan único, no he vuelto a probar uno igual a ese.
Entre las varias masitas que se pueden hacer con harina de maíz amarillo, está el pan de maíz. A diferencia del pan de trigo, no necesita levadura, sino que le pone queso, manteca, yuca cocida y por supuesto, agua con sal. Mis padres también hacían pan en casa algunas veces, ese pan de maíz ya era otro nivel, más saludable y con un toque casero que lo hace inigualable.
Con la misma masa también se hacen roscas de maíz, que pueden quedar más crocantes si se las hace cocer a fuego lento.
O si se tiene aún más paciencia, se preparan bizcochos. Estos ya son tradicionales de San Xavier y Concepción, pueblos que se encuentran en el noroeste del departamento de Santa Cruz, que por cierto, pertenecen a las misiones jesuíticas.
¿Qué otras masitas de maíz conoces? Ah! Me olvidaba de una...las frutas o maicillos. Tienen una consistencia abizcochada y son una especialidad vallegrandina. ¿Qué más añadirías?
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